martes, 23 de noviembre de 2010

"'Una historia del Bronx": no es una historia cualquiera

En España, la palabra "Bronx" no tiene muy buena prensa. Pronunciar el nombre de ese barrio neoyorquino suscita automáticamente imagénes de corrupción, violencia y gángsteres. Esto es así, claro está, más que por el retrato que nos haya hecho un amigo que haya estado allí, por la influencia del medio más conmovedor y poderoso: el cine. Y hay mucho cine sobre el Bronx, como la película de Robert de Niro titulada, precisamente, "Una historia del Bronx".

En buena medida, este filme describe esa sociedad, poco alentadora, de los años 50: un reducto suburbano poblado por inmigrantes que son los causantes de los problemas: ludopatía, racismo, abuso de poder... En mitad de la tormenta, un hombre puro intenta sacar adelante a su hijo manteniéndole alejado de todo aquello. Este hombre es Lorenzo Anello, un chófer de autobús. Robert de Niro, además de dirigirle, le interpreta. Encarna el papel del padre que debe bregar contra los corruptos. Su hijo, el encantador Calogero, es Francis Capra (con 9 años) y Lillo Brancato Jr. (con 17). A mi modo de ver, el más inspirado de los tres es el pequeño Francis. De Niro está correcto, y eso es poco para él, y Brancato pasa desapercibido. En el otro bando, el jefe de la mafia vecinal, Sonny, es Chazz Palminteri, y este actor realiza un papel más que verosímil.

Quizá De Niro estuvo más ocupado dirigiendo que actuando, y de hecho esta es su ópera prima detrás de las cámaras. Desde esa nueva posición hizo, sin embargo, un gran trabajo, además de por un notable guion, por una banda sonora realmente inmersiva. La batuta de Butch Barbella selecciona temas acertadísimos, que sitúan realmente al espectador en la época del filme, y que resultan memorables en los casos en que escuchamos a Frank Sinatra, Jimi Hendrix o Los Beatles.

Este retrato pesimista que es Una historia del Bronx no es una historia cualquiera sobre mafiosos. Es un relato con moraleja que además resulta amable, y es un cuento entretenido acompañado por una música excelente.

Alvaro Subies

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